Estos cultivares híbridos OxG son el resultado del cruce entre palmas de aceite americanas (Elaeis oleifera) y africanas (Elaeis guineensis) y surgen como alternativa para la producción de aceite de palma, debido a que entre sus características se encuentra la tolerancia a plagas y enfermedades. Sin embargo, presenta algunas limitaciones en la producción de racimos de fruta fresca (RFF), a causa de una baja producción de inflorescencias masculinas, problemas de llenado y maduración del racimo asociado a las aberturas asincrónicas de las inflorescencias femeninas y un llenado deficiente de frutos como consecuencia de la ausencia de la polinización natural (Hormaza et al., 2012; Prada y Romero, 2012).

Por lo anterior, ha sido necesario implementar practicas agronómicas como la polinización asistida o artificial y la determinación del punto óptimo de maduración de racimos, para favorecer la formación de la mayoría de frutos en el racimo y extraer su máximo potencial de aceite. De igual forma, el sistema de evaluación de calidad de los racimos recibidos en planta ha sufrido un cambio drástico, explorando alternativas de calificación que nos lleve a determinar el verdadero punto de madurez de la fruta, correspondiente al máximo de formación de aceite.

Desde las plantas extractoras, uno de los principales retos es trabajar en conjunto con los proveedores para garantizar la mejor calidad en la materia prima (RFF). Para ello nos apoyamos en el programa de Biología y Mejoramiento de Cenipalma, que ha realizado estudios sobre caracterización y estandarización de los criterios de maduración de los frutos basados en la escala BBCH (por sus siglas en alemán, Biologische Bundesantalt, Bundessortenamt und Chemische Industrie) para palma de aceite (Forero et al., 2012). Los resultados indican que el punto óptimo de maduración es el estadio 807 (ver Figura 3), para todos los cultivares híbridos OxG (Nino, A., Garcia, A., Pulido, N., Mendoza, J., Cruz, L. C. & Torrecilla, E. (2021)).